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Foto del escritorErika Andrea Vargas

CÁTEDRA AL RESPETO: REPORTAJE

Actualizado: 11 oct 2020

La construcción de la ética y los valores del esquema ‘correcto’ de familia que recibimos desde la primera infancia en nuestros hogares y en el colegio, tiene gran influencia de la religión, esto de entrada cierra la puerta a hablar de diversidad sexual y respetarla.


Por: Erika Andrea Vargas Silva



Foto tomada de: Semana.com


No poder acceder a los mismos derechos que las personas heterosexuales es el pan de cada día para las personas trans. Una investigación de Natalia Rueda, investigadora de la Universidad Externado de Colombia, deja ver los vacíos jurídicos que existen para esta población, pero además, evidencia que el problema tiene un origen más profundo que determina por qué en el plano legal las cosas se dan de esta forma.


Después de la familia, la educación es la institución que tiene más incidencia en la construcción de una identidad propia, aún más, una educación tradicional como la colombiana, que a pesar de no ser la peor, sí le hace falta mucho para ser realmente de calidad y de cara al futuro. “Aquí la educación está enfocada en todo, menos en lo realmente importante”, dice Brigitte Baptiste, rectora de la universidad EAN.


Colombia es un país constitucionalmente laico, pero la educación que se imparte desde la infancia, y en algunos casos, hasta la educación superior, sigue siendo guiada por preceptos religiosos que impiden que la pedagogía sea del todo pluralista e incluyente. Es por esta razón que hablar sobre cuestiones de género es imposible, pues los niños desde sus primeros años escolares reciben una educación enfocada en ideales hegemónicos, en la familia tradicional y en una sola forma de amar: la heterosexualidad, lo que crea una idea generalizada en los niños de que todo lo diferente a aquello que les enseñan como normal y correcto, está mal y no debe permitirse.



Según Sergio López, psicólogo de infancia, “a través de las figuras de autoridad los niños van aprendiendo lo que está bien y lo que está mal”, es así como se va forjando el carácter y el desarrollo de la personalidad, “es normal que crezcan siendo homofóbicos de forma inconsciente porque lo que hacen y piensan los papás para ellos es lo correcto”, agrega. Es así, como el pensamiento homofóbico se normaliza desde la infancia, pues esta formación que se da en la casa, se refuerza en los colegios, pues los lineamientos de aprendizaje son generales para todos los colegios distritales, sin tener en cuenta las diferencias y las necesidades de cada época.


A partir los primeros grados académicos, se imparte una cátedra de religión soportada con una de ética y valores que, desde la primera infancia crean una idea sesgada del esquema ideal o correcto de familia, que también, encierra otros subtemas como salud reproductiva y derechos sexuales, que están contemplados en el currículo académico, pero que no se ejecuta de la forma correcta.


La falta de pedagogía respecto a temas de género provoca que en el ambiente escolar se presenten conductas de discriminación, incluso desde temprana edad. “Es muy común que los niños presenten conductas discriminatorias sin darse cuenta”, dice Sergio, “es un fenómeno que se presenta con regularidad teniendo en cuenta conceptos o expresiones como: ‘es una flor’, ‘no se le puede decir nada porque llora como niña’, que se escuchan desde el hogar”, agrega.




Laura* es una mujer trans de 25 años, que fue víctima de bullying por parte de sus compañeros de colegio y durante toda su vida académica, pues se sintió diferente a sus compañeros hombres y le costaba comportarse igual que ellos. Para Laura, quien antes de hacer la transición se llamaba Juan David, el calvario iniciaba desde su casa, pero no terminaba ahí, pues era el hermano mayor de su familia, tenía 2 hermanas menores y su padre era “extremadamente machista, de mal genio y provocaba terror”, dice Laura. Durante toda su niñez y parte de su adolescencia, Juan David se sintió confundido porque sus intereses no iban ligados a los de sus compañeros de clase, por el contrario, se parecían mucho a los de sus hermanas, no le prestó la atención suficiente hasta que con el paso de los años esto le empezó a traer consecuencias en el colegio, más cuando decidió asumir lo que sentía y empezar con la transición, “se burlaban de mí por no querer jugar fútbol, me trataban mal todo el tiempo”, dice Laura.



La vida escolar para las personas que hacen parte de las minorías se convierte en un infierno, pues además del acoso del que son víctimas, no encuentran apoyo por parte de sus familias, por el contrario, en muchos casos, como en el de Laura, llevan todo ese dolor e incertidumbre solos, porque además de ser víctimas de bullying en el colegio, lidian con la presión de no saber por qué son diferentes y por qué no saben cómo identificarse.


Audio Brigitte Baptiste



El acoso escolar, en ocasiones trae consecuencias fatales que evidencian la gravedad del problema. Debido al caso de Sergio Urrego, un muchacho de 16 años que decidió suicidarse en el 2014 luego de ser violentado por parte de las directivas del colegio y por sus compañeros en el que estudiaba, por ser gay, la Corte Constitucional aprobó la sentencia T – 478 de 2015, que ampara y defiende el derecho al libre desarrollo de la personalidad y castiga la discriminación por orientación sexual. Un avance en materia de protección de derechos para la comunidad LGTBIQ+.



En 2016, Gina Parody quien desempeñaba el cargo como Ministra de Educación Nacional, decidió emprender un proyecto pedagógico enfocado en la diversidad sexual, a través de una cartilla titulada: Ambientes escolares libres de discriminación. Orientaciones sexuales e identidades de género no hegemónicas en la escuela. Aspectos para a reflexión. Con este proyecto se pretendía concientizar a directivos y docentes de las instituciones educativas acerca de temas de género, diversidad sexual y, sobre todo respeto a la diferencia y a la intimidad de cada persona, esto porque con casos como el de Sergio se evidencia que el maltrato en ocasiones viene desde las figuras de autoridad, y es claro que se necesita pedagogía desde la cabeza de las instituciones para que el proceso sea completo. Esta iniciativa a pesar de ser muy útil y necesaria para poder empezar a reformar la educación en términos de diversidad e igualdad sexual, no pudo materializarse debido al rechazo colectivo que se dio por parte de padres de familia y entidades religiosas, que argumentaban su descontento diciendo que eso era promover la homosexualidad en los niños.



A pesar de iniciativas como la de la cartilla, hablar acerca de libre desarrollo de la personalidad y de diversidad sexual en Colombia, siguen siendo temas que causan malestar y como consecuencia, siguen generándose casos de discriminación desde las aulas de clase, en donde se supone debería educarse desde el amor y la tolerancia, hasta los estrados judiciales, en donde se debe hacer justicia, pero lastimosamente la balanza sigue inclinándose hacia lo heteronormativo.


- ¿Si todos recibiéramos educación enfocada en la diversidad desde la niñez, disminuirían los casos de discriminación sexual?

- Claramente sí, un niño educado desde el amor y el respeto, desde su casa y posteriormente en el colegio, es un adulto que en el futuro va a actuar de la misma forma, crecer sin prejuicios es el mejor regalo que podrían darle a los niños – dijo Sergio.


*Laura Pérez: nombre modificado a petición de la entrevistada.






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